ACTIVIDADES:
Ciclo de conferencias de Otoño
(8,15 y 22/11/2024)
El tradicional ciclo de conferencias de otoño que, sobre patrimonio cultural, organiza la Asociación Sancho Ramírez va a celebrarse este año en el
mes de noviembre. Esperamos que los temas de los que se va a hablar sean atractivos para vosotros, y podamos contar con vuestra asistencia, como en
ediciones anteriores, en el Salón de Ciento del Ayuntamiento de Jaca los días 8, 15, y 22 de noviembre a las 20,00 horas.
Los temas a tratar serán los siguientes:
NUEVOS VIDEOS:
III JORNADA DE HISTORIA DE LA JACETANIA
Inventario general de campanas - LA JACETANIA - ARAGÓN
Interesante página donde irán apareciendo próximamente más datos recogidos por esta asociación que se esfuerza en que esta bella tradición no se pierda. En las próximas semanas comenzaran a colgar los datos que recogieron y empezaran por Atarés.
ESTE ENLACE PERMANECERA EN NUESTRA ZONA DE PATIMONIO
REVISTA:
LA ESTELA Nº 52
PIEZA DEL MES MUSEO DIOCESANO DE JACA:
ASUNCIÓN DE LA VIRGEN
Cronología: Siglo XVII. Barroco
Procedencia: Catedral de San Pedro de Jaca (Huesca)
Medidas: 260 cm. x 140 cm.
Esta obra representa la Asunción de la Virgen a los cielos, contemplada por los apóstoles, en una escena de composición compleja que representa el espacio celestial en la zona superior y el espacio terrestre en la inferior. En la parte inferior aparecen los apóstoles desconcertados, adoptando diferentes actitudes ante el sepulcro vacío.
Al declarar el dogma de la Asunción de María en 1950 el Papa Pío XII no quiso dirimir si la Virgen murió y resucitó, o si marchó directamente al cielo sin pasar por el trance de la muerte. Desde
el siglo XVI en Oriente se venía celebrando la fiesta de la Dormición de la Virgen: un modo de expresar que se trató de un tránsito más parecido al sueño que a la muerte. Según esta tradición
cuando María estaba a punto de abandonar este mundo, todos los Apóstoles (excepto Santiago el Mayor, que ya había sufrido martirio y Santo Tomás, que estaba en India) se congregaron en Jerusalén
para acompañarla en sus últimos momentos. Y una tarde serena y blanca cerraron sus ojos y depositaron su cuerpo en un sepulcro. A los pocos días, cuando Tomás, llegado con retraso, insistió en
ver el cuerpo de la Virgen, encontraron la tumba vacía, al mismo tiempo que se escuchaban cantos celestiales
En el espacio superior se representa un rompimiento de gloria ocupado por la Virgen y once ángeles mancebos que la rodean. La figura de la Virgen aparece de cuerpo entero en actitud orante al
juntar sus manos sobre el pecho y dirigir su mirada hacia arriba.
Es una mujer de larga melena castaña y rostro sereno que viste una larga túnica blanca ceñida a la cintura y un manto azul cubierto de estrellas. Está de pie sobre una peana sostenida por
tres putti que aparecen desnudos, con cuerpos regordetes y alas multicolores. El resto de ángeles se distribuyen de modo simétrico en dos grupos de cuatro y varios de ellos sujetan
objetos diversos como un ramo de rosas un espejo, una rama de azucenas, una rama con dos limones y una palma.
Todos estos objetos que portan los angelotes alrededor de la Virgen tienen que ver con las letanías, que son en sí un antiguo modo de oración, basado en la repetición constante de determinadas fórmulas. La letanía mariana que actualmente se usa es la conocida como Letanía Lauretana, denominación que recibe del Santuario de Loreto, en Italia, y que fue aprobada por Sixto V para toda la Iglesia en 1587.
¿Sabías que…?
Algunos de los objetos que se rodean a la Virgen son: el “Espejo de Justicia”, uno de lo títulos de las Letanías Lauretanas, que representa que María, como un espejo, refleja la santidad divina,
es decir la perfección; Otra de las letanías nombra la “Rosa Mística”, en este caso representado por el ramillete que llevan los angelotes de la esquina superior izquierda. Los lirios o azucenas
están relacionados con la frase “Lirio entre los cardos” que es una metáfora de la pureza de María que sobresale en un mundo inundado por el pecado.
El barrio del Burnao de Jaca sufrió diversos ataques a lo largo de su historia: A principios del siglo XII fue incendiado en un par de ocasiones por el rey García Ramírez de Navarra, como consecuencia de los conflictos entre su reino y el de Aragón. Felipe II ordenó su demolición en 1592, lo que llevó a que muchos habitantes del Burnao se realojaran en el interior de las murallas, y a que parte de las piedras y materiales constructivo fueran reutilizados en la construcción del convento de las Monjas Benedictinas.